viernes, 5 de septiembre de 2008

Filosofía de la Ciencia I


Filosofía de la Ciencia

Para reflexionar

Los humanos primitivos vivían cerca de la naturaleza. Todos los días tenían que tratar con animales y plantas, actuando como recolectores, cazadores o pastores, la muerte de niños y mayores, de las mujeres en el parto, de los hombres en contiendas. Estaba siempre presente. Estoy seguro que nuestros primeros antepasados ya se plantearon la eterna pregunta ¿qué es la vida?

Es posible que en un principio no se estableciera una distinción clara entre la vida de un organismo vivo y el espíritu de un objeto natural no vivo. Casi todo los pueblos primitivos creían que existían espíritus residentes tanto con las montañas y ríos como en los árboles, animales o personas. Este concepto animista de la naturaleza fue extinguiéndose poco a poco, pero se siguió creyendo firmemente que en los seres vivos existía “algo” que los distinguía de la materia inanimada y que se separaba del cuerpo en el momento de la muerte. En la antigua Grecia, ese algo , en el ser humano se llamó “aliento”, más adelante, y sobre todo en la religión cristianan se denominó alma.

Fisicistas: a nivel molecular la vida se puede explicar según los principios de la física y la química. Los primeros intentos de explicación natural del mundo ( saliendo del las explicaciones sobrenaturales de la Edad Media) fueron obra de varios filósofos griegos, entre ellos Platón, Aristóteles, Epícureo y otros muchos. El pensamiento animista y mágico fue desplazado por la “mecanización de la imagen de mundo” (Maier, 1938). El éxito de Galileo, Kepler y Newton que utilizaron la matemáticas para reforzar su explicación del cosmos, contribuyó también a la mecanización de la imagen del mundo.

Resulta irónico que los fisicistas atacaran a los vitalistas por invocar la “fuerza vital” abstracta ya que en sus propias explicaciones ellos mismos empleaban factores igualmente abstractos, como “energía” y “movimientos”.

Vitalistas: el vitalismo desde su aparición en el siglo XVII fue una rebelión contra el mecanisismo, pero sus propias explicaciones eran indecisas, según ellos la vida estaba relacionada a una sustancia especial, un estado especial que se llamó fuerza vital. Muchos de los argumentos de los vitalistas hoy se explican con el programa genético.

La caída del vitalismo, lejos de significar la victoria del mecanisismo, dio lugar a un nuevo sistema explicativo. Este nuevo paradigma aceptaba que los procesos a nivel molecular se podían explicar perfectamente por mecanismos fisicoquímicos, pero que dichos mecanismos tenían una influencia cada vez menor, si no nula, en los niveles superiores de integración. Las características exclusivas de los organismos vivos no se deben a su composición, sino a su organización. En la actualidad, a esta manera de pensar se la suele denominar organicismo.

Según W. E. Ritter, que introdujo la palabra “organicismo” en 1919, “los todos están tan relacionados con sus partes que no sólo la existencia del todo depende de la cooperación ordenada y la interdependencia de su partes, sino que el todo ejerce además un cierto grado de control determinista de sus partes (Ritter Bailey 1928) J.C Smuts (1926) explicó su propio concepto holístico de los organismos del modo siguiente “El todo, según la opinión que aquí presentamos, no es simple sino compuesto, y está formado por partes. Los todos naturales, como los organismos, son... complejos o compuestos y constan de muchas partes en relación activa, con un tipo u otro de interacción. Las mismas partes pueden ser todos menores, como las células de un organismo”.

“ EL TODO ES MAS QUE LA SUMA QUE LAS PARTES”